sábado, 24 de mayo de 2014

EL BUEN PASTOR


EL
BUEN PASTOR
“Al final de una cena, un conocido actor de teatro
entretenía a los invitados declamando textos de Shakespeare.

Después se ofreció a que le pidieran alguna pieza extra. Un tímido sacerdote
preguntó al actor si conocía el salmo 22.

El actor respondió: ‘Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a recitarlo con una
condición; que después lo recite usted’.

El sacerdote se sintió un poco incómodo, pero accedió.

El actor hizo una bellísima interpretación, con una dicción perfecta: 


‘El Señor es mi Pastor, nada me falta:

 en verdes praderas me hace recostar;

 me conduce hacia fuentes tranquilas

 y repara mis fuerzas;

 me guía por el sendero justo,

 por el honor de su nombre.

 Aunque camine por cañadas oscuras, 


 nada temo, porque tú vas conmigo:

 tu vara y tu cayado me sosiegan.

 Preparas una mesa ante mí,

 enfrente de mis enemigos;

 me unges la cabeza con perfume,

 y mi copa rebosa.

 Tu bondad y tu misericordia me acompañan

 todos los días de mi vida,

 y habitaré en la casa del Señor

 por años sin término.

 Al final, los invitados aplaudieron vivamente.

Llegó el turno del sacerdote, que se levantó y, tras un momento de silencio y
cerrando los ojos, recitó lentamente las mismas palabras del Salmo. Esta vez,
cuando terminó, no hubo aplausos, sólo un profundo silencio y el inicio de
lágrimas en algún rostro.

El actor se mantuvo en silencio unos instantes, después se levantó y dijo:
‘Señoras y señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido esta
noche: yo conocía el Salmo, pero este hombre conoce al Pastor”. 

EL BUEN PASTOR también visita a Web católico de Javier


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