lunes, 28 de marzo de 2016

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Cristo resucitado, este es el mensaje central de la
liturgia de Pascua. Ante todo, Jesucristo resucitado, como objeto de fe, ante
la evidencia del sepulcro vacío: "vio y creyó" (Evangelio). Cristo
resucitado, objeto de proclamación y de testimonio ante el pueblo: "A Él,
a quien mataron colgándolo de un madero, Dios lo resucitó al tercer día"
(primera lectura). Cristo resucitado, objeto de transformación, levadura nueva
y ácimos de sinceridad y de verdad: "Sed masa nueva, como panes pascuales
que sois, pues Cristo, que es nuestro cordero pascual, ha sido ya
inmolado" (segunda lectura).
Mensaje
doctrinal
1. Cristo resucitado, objeto de fe. El sepulcro,
aunque esté vacío, no demuestra que Cristo ha resucitado. María Magdalena fue
al sepulcro y llegó a la siguiente conclusión: "Se han llevado del
sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto". Pedro entró en el
sepulcro y comprobó que "las vendas de lino, y el paño que habían colocado
sobre su cabeza estaban allí". Ni María ni Pedro creyeron, al ver el
sepulcro vacío, que Jesucristo había resucitado. Sólo Juan, "vio y
creyó", porque el sepulcro vacío le llevó a entender la Escritura, según
la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos (Evangelio). "Esto
supone, nos enseña el catecismo 640, que constató en el estado del sepulcro
vacío que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana".
El conocimiento que, hasta entonces, Juan tenía de la Escritura era nocional,
por eso afectaba solamente sus ideas; ahora, al entrar en el sepulcro vacío,
ver las vendas y el sudario, el conocimiento de la Escritura se convierte en
experiencial y vital. Todavía Cristo resucitado no se le ha aparecido, pero ya
lo ha "visto", porque la Palabra de Dios es verdadera; las
apariciones de Cristo a los discípulos no harán, sino confirmar la fe en la
resurrección.
2. Cristo resucitado, objeto de proclamación. Cuando
el hombre vive una experiencia profunda, no la puede callar, por más que sea
consciente de que sus palabras no lograrán nunca expresar la intensidad, viveza
y plenitud de la experiencia. La experiencia de Cristo resucitado fue tan
marcada en el alma de los apóstoles y discípulos, que necesariamente tenían que
hablar de ella, a quienes no la habían tenido. Bueno, no sólo hablar de ella,
sino también testimoniarla, es decir, proclamar su verdad, incluso, llegado el
caso, con el sufrimiento y con la vida. Callar esa experiencia, hubiese sido
una muestra de egoísmo imperdonable. Por eso, los cristianos, durante los
primeros años, y como primer anuncio, eran monotemáticos. Lo único que decían
era que "Cristo fue matado por los judíos, pero que Dios lo resucitó de
entre los muertos". Todo lo demás gira en torno a este grande mensaje. No
proclaman ideas, por muy bellas que puedan ser, sino acontecimientos vividos en
primera persona. Esta experiencia de Cristo resucitado no fue pasajera, sino
que llegó a incorporarse, por así decir, a su misma existencia en este mundo, y
por este motivo, nunca cesaron de proclamar con sus labios y con su vida la
resurrección de Jesucristo.
3. Cristo resucitado, objeto de transformación. Hay
una relación estrechísima entre resurrección de Jesucristo y transformación del
hombre. Cristo, hombre perfecto, es el primero transformado al ser resucitado
por Dios, llegando a ser un hombre totalmente penetrado por el Espíritu. San
Pablo nos habla de la transformación ética, que comporta la experiencia de
Cristo resucitado, una transformación que toca las raíces mismas del hombre: la
sinceridad y la verdad. A su vez, el hombre transformado por Cristo resucitado,
es capaz de transformar a otros, como la levadura es capaz de hacer fermentar
toda la masa. Esta transformación ética y misionera se fundamenta en la
transformación interior, operada por el Espíritu de Cristo, que hace de todo el
que ha experimentado a Cristo resucitado un hombre enteramente espiritual,
impregnado del Espíritu.
Sugerencias
pastorales
1. Experimentar a Cristo resucitado. La experiencia se
hace o no se hace, se tiene o no se tiene. No puedes mandar un representante
para que haga la experiencia por ti. El cristianismo es una fe, pero penetrada
por una experiencia vital, a fin de que la fe no decaiga. La experiencia viva
de Cristo resucitado la puede hacer cualquier cristiano. Puesto que es un don
que Dios concede, lo primero que habrá que hacer es pedirla. ¡Qué mejor día que
el domingo de Pascua para pedir al Señor la gracia de esta experiencia! El
cristiano puede disponerse a recibir el don de esta experiencia, mediante el
desarrollo de una sensibilidad espiritual creciente. Al contacto con Dios, el
hombre va gustando a Dios y las cosas de Dios, va adquiriendo una mayor
capacidad de escucha y de docilidad al Espíritu, va sintonizando más con la fe
de la Iglesia. Esto constituye el terreno cultivado para que en él pueda nacer
y florecer la experiencia de Cristo resucitado. Todos sin excepción estamos
llamados a hacer esta experiencia. No pensemos que es sólo para unos cuantos
místicos, que tienen una cierta propensión a estos estados del alma. Es
importante, para todo cristiano, el hacerla, porque, quien la haya hecho, no
podrá seguir viviendo de la misma manera, incluso si ya se llevaba una vida
cristiana buena. Esa experiencia viva e intensa toca y cambia la mentalidad,
las costumbres, el estilo de vida, el modo de relacionarse con los demás, los
criterios de acción, las mismas obras, hasta el mismo carácter. Si has hecho ya
esta experiencia de Cristo resucitado, creo que estarás de acuerdo conmigo en
que con ella nos vienen todos los bienes. Si todavía no la has hecho, pide al
Señor que te conceda hacerla cuanto antes. ¡Ojalá sea el don que Dios te
concede esta Pascua!
2. La resurrección de Jesucristo y la ética cristiana.
¿Existe una ética cristiana? Digamos, al menos, que existe un modo cristiano de
vivir la ética. Existe sobre todo un fundamento de la ética cristiana, que es
la persona de Jesucristo, principalmente el misterio de su resurrección. Una
ética que no esté fundada en la persona y en el mensaje de Jesucristo, no podrá
recibir el nombre de cristiana. Y cuando hablo de ética cristiana, no me
refiero ni sólo ni principalmente a los profesores de ética en las universidades,
en los institutos o en los seminarios, sino al comportamiento cristiano en su
trabajo, ante los medios de comunicación, en el ámbito de la familia, ante los
impuestos, ante el pluralismo religioso, etcétera. Cristo resucitado nos ha
hecho partícipes de su vida divina mediante el bautismo y la gracia
santificante, y desea continuar repitiendo en nosotros su presencia ejemplar en
la historia. Vivamos la experiencia de Cristo resucitado, y estemos seguros de
vivir siempre un comportamiento ético digno del hombre. Entonces realmente la
resurrección de Jesucristo será el centro de nuestra vida y de nuestra fe.




Autor: P.
Antonio Izquierdo 

viernes, 4 de marzo de 2016

El náufrago

El náufrago

EL NÁUFRAGO

El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y
deshabitada isla. El oró fervientemente a Dios pidiéndole ser rescatado, y cada
día escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.
Cansado,
finalmente optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de los
elementos y almacenar sus pocas pertenencias.
Un día, tras
merodear por la isla en busca de alimento, regresó a casa para encontrar su
cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor
había ocurrido... lo había perdido todo. Quedó anonadado con tristeza y rabia.
"Dios:
cómo me pudiste hacer esto a mi!" se lamentó.
Temprano al día
siguiente, sin embargo, fue despertado por el sonido de un barco que se
acercaba a la isla. Había venido a rescatarlo.
¿Cómo supieron
que estaba aquí?, preguntó el cansado hombre a sus salvadores.
"Vimos su
señal de humo", contestaron ellos.
Es fácil
descorazonarse cuando las cosas marchan mal. Pero no debemos desanimarnos,
porque Dios trabaja en nuestras vidas, aún en medio del dolor, la incertidumbre
y el sufrimiento.


¡Ten fe! Dios
está contigo y te ayudará a salir adelante.