lunes, 27 de abril de 2015

DIOS SIEMPRE ESTÁ CON NOSOTROS

DIOS SIEMPRE ESTÁ CON NOSOTROS

DIOS SIEMPRE ESTÁ CON NOSOTROS

Cudahy Science HallJohn Powell, un profesor de Loyola University en Chicago, escribe sobre un estudiante de su clase de La Teología de la Fe llamado Tommy.
Hace unos doce años atrás, yo estaba de pie observando a mis estudiantes de la universidad mientras entraban al salón para nuestra primera sesión de Teología de la Fe.
Ese fue el primer día que vi a Tommy.
Tommy estaba peinándose su larga melena rubia, que caía 15 cm. por debajo de sus hombros. Como ese día no estaba preparado para ello, mis emociones se alteraron y de inmediato catalogué a Tommy de extraño muy extraño.
Tommy resultó ser el ateo de la clase en mi curso de Teología de la Fe. Él objetaba constantemente, sonriendo sarcásticamente sobre la posibilidad de un Dios/Padre que nos ama incondicionalmente.
Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo cínico:
-¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?
Inmediatamente decidí usar un poquito de la técnica de la terapia de shock.
- ¡No!, le dije muy enfáticamente.
- ¿Por qué no?, me respondió, yo creía que ese era el producto que usted estaba vendiendo.
Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón y alcé mi voz para decirle:
- ¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios Pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti.
Él se encogió de hombros y salió de mi clase y de mi vida.
Yo me quedé algo frustrado por el hecho de que no había captado mi ingeniosa observación:
¡Él te encontrará a ti!, por lo menos yo pensaba que había sido ingeniosa
Un tiempo después me enteré que Tommy se había graduado y me alegré con gusto.
Más adelante me llegó una triste noticia: supe que Tommy padecía de un cáncer terminal.
Antes de que yo pudiera salir a buscarlo, él vino a verme.
Cuando entró en mi oficina lucía demacrado y su larga cabellera había desaparecido debido a la quimioterapia. Pero sus ojos brillaban y su voz tenía una firmeza que no tenía antes.
-Tommy, he pensado mucho en tí; oí que estabas enfermo, le dije en un tono casual.
- Oh, sí, muy enfermo, me respondió, tengo cáncer en ambos pulmones. Es cuestión de semanas.
- Tom, ¿puedes hablar sobre eso?, le pregunté.
- Por supuesto, ¿que quiere saber?, me contestó.
-¿Qué se siente al tener sólo 24 años y estar muriendo?- le dije.
- Bueno, podría ser peor.
¿Peor, como qué?
- Bueno, como llegar a los cincuenta años sin tener valores o ideales; o llegar a los cincuenta creyendo que beber, seducir mujeres y hacer dinero son lo máximo de la vida.
Anteriormente había clasificado a Tommy de extraño Parece ser como si a todo aquel que yo rechazara mediante mi propia calificación, Dios lo devolviera a mi vida para que me educara.
-Pero por lo que en realidad vine a verlo es por algo que usted me dijo el último día de clases. (¡Se acordó!)
Él continuó diciendo:
- Yo le pregunté si usted creía que yo llegaría alguna vez a encontrar a Dios. Usted me dijo que ¡No!, cosa que me sorprendió mucho. Entonces usted dijo: Pero Él te encontrará a ti.
Estuve pensando mucho en eso, aunque no se puede decir que mi búsqueda fuese muy intensa en aquel entonces.
Pero cuando los doctores removieron el tumor que tenía en la ingle y me dijeron que era maligno, ahí fue que empecé a buscar seriamente a Dios.
Y cuando el cáncer se regó a mis órganos vitales, de verás que empecé a golpear fuertemente con mis puños las puertas del Cielo pero Dios no salió. De hecho, no pasó nada.
¿Alguna vez ha tratado de hacer algo con mucho esfuerzo sin obtener ningún resultado? Uno se harta psicológicamente, se aburre de tratar, tratar y tratar y eventualmente, uno deja de intentarlo.
Bueno, pues un día me desperté y en lugar de estar lanzando mis reclamos inútiles por encima de ese muro de ladrillos a un Dios que posiblemente no estuviera ahí, me rendí
Decidí que en realidad no me importaba Dios, ni una vida después de la muerte, ni nada que se le pareciera.
Decidí pasar el tiempo que me quedara haciendo algo más provechoso.
Pensé en usted y en su clase y recordé otra cosa que usted nos había dicho: La mayor tristeza es pasarse la vida sin amar. Pero sería igualmente triste pasar por la vida e irse, sin nunca haberle dicho a los que uno ama, que los ama.
Fue más fácil con mi madre y con mi hermano pequeño. También ellos lloraron conmigo y nos abrazamos y nos dijimos cosas bonitas los unos a los otros. Compartimos las cosas que habíamos guardado en secreto por tantos años. Sólo me arrepiento de una cosa ¡¡¡de haber esperado tanto tiempo!!!
Ahí estaba, comenzando a abrirme a todas las personas que siempre habían estado tan cerca de mí. Entonces, un día me giré ¡y ahí estaba Dios! No vino a mí cuando yo se lo rogaba.
Me imagino que yo me portaba como un entrenador de animales aguantando el aro para que saltaran: ¡Vamos, salta! Te doy tres días, tres semanas. Aparentemente Dios hace las cosas a Su manera y a Su hora.
Pero lo importante es que Él estaba ahí
¡Me había encontrado! Usted tenía razón, me encontró aún después de que yo dejé de buscarle.
- Tom, le dije casi sin aliento, yo creo que estás diciendo algo muy importante y más universal de lo que tú te puedas imaginar. Por lo menos para mí, lo que estás diciendo es que la forma más segura de encontrar a Dios: Es la de no hacerlo una posesión particular, un solucionador de problemas, un consuelo instantáneo en tiempos de necesidad sino abrirse al amor!!! Sabes, el apóstol Juan dijo eso, él dijo: Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Tom, ¿podría pedirte un favor?, pregunté. Fíjate, cuando te tenía en mi clase eras una verdadera molestia, pero (riendo) ahora puedes compensarme por todo ¿Vendrías a mi curso de Teología de la Fe y les contarías lo que acabas de contarme? Si yo se lo dijera a ellos, no tendría el mismo impacto que puede tener al contárselo tú.
- Oohh.Yo estaba listo para usted, pero no sé si estoy listo para su clase.
- Piénsalo, Tom, y si te sientes listo, llámame.
Tom me llamó a los pocos días y me dijo que estaba listo para la clase, que él quería hacer eso por Dios y por mí. Así que planificamos la cita, pero Tom nunca pudo llegar Él tenía una cita mucho más importante que la mía y mi clase.
Por supuesto que su vida no terminó con la muerte, sólo cambió. Él dio el gran salto de la fe a la visión. Él encontró una vida más hermosa que todo lo que ha visto el ojo humano o que el oído humano haya escuchado o que la mente del ser humano jamás se haya imaginado.
Antes de que él muriera, hablamos una última vez.
-No voy a poder llegar a su clase, me dijo.
- Lo sé, Tom.
- ¿Les hablará usted por mí? ¿Le hablará al mundo entero por mí?
-Sí,Tom, les hablaré. Lo haré lo mejor que pueda.
Así que a todos ustedes que han tenido la bondad de leer esta simple historia sobre el amor de Dios, gracias por el tiempo.
Y a ti, Tommy, en los brillantes y verdes cerros del Cielo, lo expliqué lo mejor que pude
DIOS SIEMPRE ESTÁ CON NOSOTROS



jueves, 2 de abril de 2015

LAS IMAGENES -PADRE JUAN RIVAS

¿CÓMO LIMPIO SUS HERIDAS?

¿CÓMO LIMPIO SUS HERIDAS?









¿CÓMO LIMPIO SUS HERIDAS?


¿Cómo limpio sus heridas?. Aquella
primera herida de Corazón que estando en el Huerto de los Olivos, sabiéndose
traicionado, y consciente del tipo de muerte que le esperaba decía: "Padre
mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad,
sino la tuya".


¿Cómo quito de su Piel Sagrada el beso
traidor? ¿el golpe burlón, los crueles latigazos? ¿la corona que hirió su
Cabeza Sagrada? ¿los golpes de tantas caídas? ¿los clavos que traspasaron sus
Manos y Pies Sagrados? ¿la herida abierta por la lanza?


¿Cómo saco de su Sagrado Corazón la
herida de encontrar en el camino a su Madre Bendita, y queriendo quedarse con
Ella, seguir el camino en el cumplimiento de la Divina Voluntad del Padre?
¿Cómo honro su Cuerpo en la Cruz, tan deshonrado por los hombres, que para
saciar su sed remojaron sus labios con vinagre? ¿Cómo quito las burlas y
humillaciones de los que al pie de su Cruz, sólo sabían proferirle insultos y
entre ellos hasta se rifaban su ropa, sin comprender lo que en ésos momentos el
mundo estaba consiguiendo?


Sí, limpiaré sus heridas, lo haré:
Limpiaré sus heridas en el Huerto de los Olivos, siendo leal. Las limpiaré
amándolo por los que no le aman, rindiéndole honores y adoración por los que no
lo hacen, siguiendo y cumpliendo su Santa Voluntad aunque ésta se vuelva
difícil.


Quitaré el beso traidor, los golpes
burlones y los crueles latigazos, siendo fiel a su Amor, respondiendo fielmente
a su llamada, evitando herir a los demás.


Sacaré la Corona de espinas que hiere su
Cabeza Sagrada, alejando los malos pensamientos, los rencores, las envidias, el
odio, el orgullo…


Amaré a su Madre Bendita como Él quiere
que la ame, así aliviaré el dolor de su encuentro, su dolor al pie de la Cruz,
y de la misma forma que San Juan, la acogeré también en mi corazón como a mi
Madre, y la saludaré con muchas Ave Marías.


Honraré su Cuerpo en la Cruz, haciendo de
mi cuerpo un verdadero Templo de Dios: cuidando que mi lengua no sea un medio
de críticas, difamaciones y mentiras, guardando silencio para no herir. No
humillaré y no insultaré, así borraré las humillaciones, burlas e insultos al
siempre construir con las palabras.


Con mis ojos, miraré las maravillas que
Dios creó para mí, mirando la pureza, la inocencia de los niños, mirando la
grandeza del mar, los colores hermosos del universo... Evitaré mirar lo que
daña mi alma…


Escucharé el canto de los pájaros, la
melodía del mar, los sonidos musicales más hermosos, las palabras que
edifiquen; Evitaré escuchar las críticas, las mentiras, las palabras
destructivas.


Llenaré mi corazón de Amor, recibiéndolo
en la Sagrada Eucaristía, uniéndome siempre a Él por medio de la oración. Así
sanaré las heridas de su Corazón.


Saciaré su sed de almas, llevando almas a
su Corazón Sagrado, las llevaré hablando del Amor, y sobre todo dando
testimonio de Amor con mi vida.


Y cuando caiga, sabré levantarme,
consciente de mi pecado y de la Infinita Misericordia de mi Señor que allá
arriba en la Cruz decía: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” y “
Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso".


Perdóname, Señor, por las veces en las
que no he sido amor y he contribuido en ser para Ti: latigazo, corona de
espinas, beso traidor, palabra hiriente…


Sí, sí, Señor, yo sanaré tus heridas…